SEDUCIENDO AL PADRE DEL VILLANO – 19
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 19
Inmediatamente fui al jardín después de conseguir algunos libros y golosinas.
El tiempo de descanso de Euredian era alrededor de las
2pm, camine por el jardín casi desde el mediodía hasta antes del anochecer.
El primer día no fue tan terrible.
El jardin central
del Palacio Imperial de Belgott contaba con una fuente de mármol exquisitamente
tallada, un jardín sinuoso en forma de laberinto y una gran variedad de flores
y árboles que nunca había visto.
—… Pero después de tres días me sentí agotada.
Euredian Belgott
no apareció por el jardín.
Por cuatro días.
Observe a Diego, que estaba sentado frente a mí, con una
mirada muy disgustada.
Diego me sonrió vagamente como si sintiera mi mirada
feroz.
Sus ojos dorados, que transmitían bondad, se inclinaron
con duda.
—¿Princesa?
—Sacerdote, me mintió.
Diego Schumart. Fue la fuente de información incorrecta
para mí.
¡Una oveja gentil o un sacerdote con cara de cachorro,
mintió! Lo miré resentida.
Diego levantó las manos con la cara perpleja.
—¿Mentir? Los sacerdotes que adoran a dios no pueden
decir mentiras, princesa.
—Ugh.
Entonces,
¿cómo sucedió esto?
Esperé
ansiosamente, pero el brillante cabello plateado solo apareció en mis sueños.
Habían pasado tres
días y me sentía cansada.
Es difícil hacer algo durante el día.
He ocultado ese hecho durante estos últimos tres días.
Wow.
Estoy cansada.
Me acosté en la mesa con una mirada llorosa.
Pensé que mi condición solo era una reacción frente a la
fuerza mágica, pero no fue así.
Solo la tierra de
Belgott era muy pesada para mí.
Incluso si
permanecía quieta parecía que mi energía se agotaba.
No era suficiente para desmayarse, pero no significaba
que tuviera la energía suficiente para mantenerme de pie, eso es todo.
Debido a mi
condición, quería asegurarme de sostener la mano de Diego.
Pero lastimosamente Diego era solo un sacerdote.
Era muy diferente de Euredian, con él sentía una energía
refrescante al estar cerca.
En realidad, Euredian Belgott era especial.
Su familia tenía la sangre de un Dios.
Entonces, para que
Diego pudiera sanarme, tendría que derramar conscientemente su divinidad.
Eso significa que tenía que tomar su energía y moverla
hacia mí.
Tuve que morderme el labio conteniendo las lágrimas.
Era un trabajo tan
agotador, no podía simplemente tomar la divinidad de otras personas.
Solo con sostener la mano de Euredian una vez, todo
terminaría.
Apoye mi mejilla contra la mesa. Necesitaba
desesperadamente que apareciera…
Era realmente
frustrante y sofocante.
Marianne, parada a
mi lado, trato de consolarme ansiosamente.
—Su Majestad debe estar ocupado estos días, princesa.
Normalmente suele caminar por el jardín una vez cada dos días…
—… —Escuche que el
trabajo está retrasado por la expedición de Lebovni.
No se preocupe demasiado.
Por supuesto, no fue muy reconfortante.
Pensé eso con la
cara en mi brazo.
En serio, ¿realmente no quiere verme…?
Y eso era muy
deprimente.
¿Estoy demasiado enferma?
¿Le molestaba que me acercara por el dolor…?
Después de todo,
estaba claro que el acto afectaba toda mi vida.
Había todo tipo de pensamientos negativos en mi mente.
Esta fue la suposición más triste.
Después de todo,
yo no era de su gusto.
Aparentemente a Euredian le gustaban las mujeres sexys y
coquetas.
Los ojos así, rasgados. Los labios rojos.
Esa sexy hermana era de buen gusto.
Así que se casó
con Soleia Elard, quien admitió que era feroz.
Lo imagine por un momento.
Hombre guapo, cabello plateado brillante, ojos
somnolientos de color rojizo.
Y al lado, una mujer sexy de ojos negros con cabello
castaño rojizo hasta la cintura.
—Maldición…
—murmuré una mala palabra con tristeza.
Quedaba muy bien.
Ugh.
En mi imaginación,
me puse en el lugar de Soleia al lado de Euredian.
En cuestión de
segundos, el género cambio de un romance mortal y deslumbrante a un cuento de hadas
lleno de sueños y esperanzas.
—… Eso era como pasar de una historia +18 a uno para
todas las edades.
Maldición… No, no.
Sacudí la cabeza
con fuerza.
Cualquier gusto
puede cambiar tanto como desee.
Yo también puedo cambiar a una historia +18, Yerenica
tiene diecinueve años y yo veinticinco.
¿Hay algo que no pueda hacer?
Vamos a ser directas.
En este momento,
voy a patear la puerta de la oficina de Euredian y gritaré.
«Cállate.
¡A partir de ahora
soy de tu gusto!»
—… ¿Pero siquiera puedo acercarme al Palacio Imperial?
Maldita sea. No
puedo.
Me deprimí otra
vez y rápidamente me di cuenta.
Si me rindo aquí, no soy Seo Eunseo, ni tampoco Yerenica.
¿Retirarme ahora?
Eso no está en mis planes. Sacudí mi cabeza y alejé mis pensamientos.
Si no me ves, ¡no
tengo más remedio que hacerme ver…!
Y pasó otro día más. Hoy, me dirigí hacia el jardín
exactamente a las 2pm.
Marianne me siguió
como una sombra. Como en los últimos días, Marianne pensó que iba a detenerme
en la mesa de té en medio del jardín.
Sin embargo, no
tenía la intención de seguir usando el mismo método.
Parece que no saldrá voluntariamente si sabe que lo
espero en el jardín.
Mi sonrisa se elevó.
¡Entonces puedo
esconderme!
Camine
directamente a la derecha del jardín.
Salté sobre una pared baja hecha de arbustos y me acomodé
entre ellos.
La hierba larga se colocó a un lado, por lo que el lugar
era bastante espacioso.
Las paredes bajas
eran perfectas para mirar el jardín.
Marianne estaba tan sorprendida que me llamó en voz alta.
—¡Princesa…!
¡¿Por qué en un lugar así?!
—Shh, Marianne.
Puse mi dedo índice contra mis labios para indicarle que
guardara silencio.
Solo planeaba
quedarme aquí durante tres horas.
Si él no aparece,
entonces admitiré que está muy ocupado.
Me senté y esperé. Tu muro de hierro y mi tenacidad.
¡Veamos cuál gana…!
*** Euredian era, en general, una persona que mantenía
una vida regular.
Antes de que saliera el sol, comenzaba el día con un
entrenamiento matutino, comía y trabajaba a una hora determinada.
Y descansaba en una hora fija.
En su tiempo libre, hacia algunas pequeñas cosas.
Conocer a los nobles que pedían una audiencia o inspeccionar
la capital cuando tenía un buen estado de ánimo.
No fue exactamente
un plan. Era solo una costumbre.
Un hábito familiar
de su época de príncipe antes de convertirse en Emperador.
Nunca se sintió descontento o incómodo con su vida.
Había sido así
hasta ahora y probablemente seguiría así.
Era lo que pensaba.
Para un emperador
que tenía que dividir el tiempo en minutos, sería bueno tener una vida normal,
pero no estaba tan mal.
Por lo tanto, todos los días de Euredian Belgott solían
ir y venir. Hasta hace unos días.
—… Suspiró un poco y miró por la ventana.
El escritorio de su oficina se encontraba directamente
detrás de la ventana, así que con solo girar la cabeza podía observar el jardín
frente al Palacio central.
La oficina de Euredian se encontraba en el tercer piso.
Desde ahí, el jardín era lo suficientemente visible para
ver cada rincón.
Especialmente para descubrir un cabello rosa pálido.
Su mirada rojiza
se giró hacia el reloj en la pared de su oficina. 2pm.
Era exactamente la misma hora de ayer. No solamente de
ayer.
Era incluso de hace tres días. …Han pasado cinco días.
—… Euredian no era el único que mantenía una vida
regular. Yerenica Lebovni.
La princesa que
secuestro del reino de Lebovni, había aparecido en el mismo lugar durante cinco
días.
El primer día no fue nada especial.
Parecía que estaba
charlando alegremente con su nueva criada y mirando alrededor del Palacio
Imperial.
Y no pasó mucho
tiempo antes de que volviera al jardín.
No tenía idea por
cuánto tiempo se quedaría esta vez.
Si giraba la cabeza un poco podía ver el paisaje del
jardín de un vistazo.
Así que no importaba lo pequeño que fuera el sonido, sus
ojos se dirigían hacia él. Además. «Simplemente no estoy seguro si permanecerá
en el jardin…»
Desde el cuarto día se instaló en un rincón del jardín.
En el fondo de un montón de arbustos cuidadosamente recortados.
El tamaño de su
cuerpo era pequeño por lo que se adaptaba bien al espacio estrecho.
Si se mirará de frente probablemente no se vería.
Sin embargo, estaba claro que Yerenica ni siquiera podía
pensar que sería vista desde arriba.
Euredian suspiro y volvió la cabeza hacia su escritorio.
Parecía estar
esperando a alguien mientras se escondía.
¿Y si la princesa de Lebovni llegara más lejos en el
Palacio Imperial?
El significado de esa acción era muy clara.
Ella, esperaba el momento en que él, Euredian Belgott,
apareciera por el jardin.
—… Sabía que, si
no bajaba hoy, ella estaría ahí hasta las cuatro de la tarde.
Era un hecho del
que se percató después de varios días de experiencia.
Además, Euredian
se había dado cuenta de que la princesa más joven de Lebovni tenía un gran
instinto de tenacidad.
No haría eso, ya
la había ignorado por cinco días.
No creía que fuera
a parar si la dejaba así.
Debido a que estaba escondida en un lugar tan visible, no
podía concentrarse en el trabajo.
—… No debería haberle permitido acercarse al Palacio.
Euredian rara vez se sentía arrepentido de sus palabras.
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 20
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 20
Euredian por supuesto, no se arrepintió desde el
principio.
El sonido de una
voz parlanchina llenó el jardín, que siempre se había mantenido en silencio
durante mucho tiempo.
«Vamos a cerrar la ventana» Pensó en ello, pero ese
peculiar hecho no lo molestaba en realidad, por lo que dejo la ventana abierta.
Después de la
muerte del emperador, era de las únicas personas que quedaban en Belgott de la
familia real.
Euredian creció solo,
sin hermanos.
Además, los pocos
primos que tenía habían dejado el palacio hacía mucho tiempo, a causa del
trabajo. Entonces, a lo que ha estado acostumbrado desde la infancia era a la
tranquilidad, comodidad y complacencia, como un lánguido sol de primavera, una
vida aburrida, monótona y establecida.
Así fueron las cosas.
Nada podía
molestar su tranquila paz y descanso. Aunque recientemente, la pequeña hazaña
descarada de Lebovni había tocado sus nervios, aun así, la persona que causaba
la mayor fatiga, era el verdadero poder que mueve la torre de magia, Soleia
Elard. Una mujer que dice ser su prometida.
Una completa
desconocida.
Puesto que, aun si ella decía que él era la persona que
más ama en el mundo, no sabía cuándo lo atacaría por la espalda, por lo que
Euredian siempre mantuvo una distancia constante con ella.
De hecho, no la habría mantenido tan cerca si no fuera
por la necesidad de mantener la torre bajo control de la familia real.
¿Y Soleia Elard no lo sabía? No había forma de que una mujer
tan astuta y ágil no pudiera leer las palabras más íntimas de su actitud, aun
así, incluso ella estaba presumiendo una relación inexistente.
Y, sin embargo, si
está engañando a personas con un rostro tan seductor, debe haber algo más que
quiera.
Por lo tanto, no tiene más remedio que mantener la
distancia ya que solo posee una idea aproximada de toda esta situación, estaba
realmente cansado de solo pensarlo.
Una mujer para la
que siempre debe prepararse y protegerse, una que es culpable de su amargo
disgusto.
Uno de los mayores obstáculos para su descanso
confortable y relajante.
Tal vez y por eso, seguía volviendo los ojos hacia otro
lado sin darse cuenta.
Euredian no pudo
evitar mirar por la ventana otra vez.
¿Qué tan fácil era comparar a la princesa más joven de
Lebovni con esa mujer serpiente?
Era similar en
términos de interferir con su vida cotidiana, pero el sentimiento no podría
haber sido más diferente.
Sin poder evitarlo
las comisuras de su boca se levantaron en una sonrisa, la princesa de Lebovni,
era una mujer quien no temía molestarle y llevarle a sus limites
deliberadamente.
Y no era una persona que pudiera estar encerrada en
cualquier lugar, además, como admitió antes, esa libertad linda y juvenil no lo
molestaba tanto.
La tranquilidad es
bastante buena, pero, aun así, la vitalidad radiante no era mala.
Fue el arreglo que
se originó a partir de ese pensamiento lo que le dio a la princesa de Lebovni
la libertad en el Palacio Imperial.
Pero ella sin duda
alguna, fue más de lo que pensaba. Captó mucho su atención. Fue ese punto donde
Euredian se arrepintió.
El primer día, la voz que parloteaba inundo la estancia,
pero, a partir del segundo día comenzó a desvanecerse, Al tercer día, casi no
habló y parecia haberse acostado en la mesa indefinidamente.
Pensó que casi llegaría su hora de muerte si no hacía
algo…
Y aunque fue poco tiempo, la princesa más joven de
Lebovni, vista por Euredian, estaba lejos de ser algo que lo lastimaría.
Paso por todo el
palacio con mucha energía, aun sí, no había razón para verse de tal manera.
Estaba cayendo por un gatito que perdió a su madre, porque si no le importaba,
no lo lastimaría.
Incluso él no
esperaba mirar hacia ella con tanta frecuencia, Pero no era ese tipo de
sensación lo que le molestaba, no como cuando trataba con Soleia Elard
—Debería ir… Y en el momento en que escupió sus palabras,
Euredian se dio cuenta de que ya había perdido.
Una sonrisa risueña emano de su boca. Comenzó a pensar
que estaba interesado en esa mujer.
Si el propósito era captar su interés, la princesa de
Lebovni había logrado tener éxito en solo cinco días en lo que Soleia Elard
nunca había podido durante estos cinco años que ha estado intentándolo
continuamente.
No sabía
exactamente lo que estaba haciendo, pero sabía que lo estaba haciendo bien,
Euredian dejó los papeles con una sonrisa en su rostro, y no mucho tiempo
después, resonaron finalmente los fuertes pasos.
*** Me senté con las caderas unidas al piso, al que ya me
había acostumbrado desde hace unos días.
El dobladillo de
un sencillo vestido azul se presionó contra la hierba y se ajustó al cuadrado
de plantas que me rodeaba. Arreglé mi vestido con una mano temblorosa.
Coloqué mis rodillas hacia arriba y las sostuve en mis
brazos mientras enterré mi cara entre ellas.
—… Ah, Realmente moriré. no tenía ni una gota de energía
en todo mi cuerpo, Aunque comía y dormía mejor que nunca, siempre estaba
cansada y vulnerable.
No había habido mucho rechazo desde el primer día, pero
solo era cuestión de suerte … El aroma de la espesa hierba llenaba los
alrededores, Suspiré y cerré los ojos.
Yo fui la única
que obtuvo demasiada confianza estos días.
Estaba claro que
la tierra de Belgott no me quedaba bien, Belgott, ubicado en la parte oriental
de Liger, no era una tierra de mineral de maná.
Sin embargo, tenía una gran cantidad de mineral de maná
que provenia de Azekien.
O tal vez solo se
debía a la gran cantidad de magos que había, o a la magia negra que Solei
intentó poner en mí.
Por alguna razón, esta tierra era demasiado pesada para
mí.
Me reí con sangre
en mis rodillas (como si fuera una niña) probablemente este lugar sería mi
ataúd, incluso si iba al oeste.
—… Ya han pasado cinco días desde que he estado esperando
a Euredian.
Al principio,
estaba aburrida de no hacer nada y quedarme quieta, con el paso del tiempo, me
cansé.
Mi cuerpo estaba inclinado, así que era demasiada vaga
para encontrar algo más que hacer, por lo que mi mente solo podía pensar en
esos detalles.
Bien sabía que, si
me quedaba en este país por mucho tiempo, estaría en peligro.
Morir de dolor no era la única forma de morir.
Me estremecí por
el escalofrío que recorrió mi columna.
¿Qué pasa si un
día realmente no puedo abrir los ojos?
Era la peor suposición en la que realmente no quería
pensar.
Si espero tanto tiempo para ver a Euredian, la próxima
vez que me encuentre con él, es posible que ya esté a punto de morir, pero…
—Uh, de verdad…
No puedo llamar a Su Majestad a través de Marianne, una
doncella soltera, y no puedo hacer un escándalo para que el venga, ni siquiera
puedo entrar al Palacio Imperial, no tengo más remedio que esperar.
¿Pero, no sería difícil levantarse de la cama mañana por
la mañana?
Esto será todo pensé, sentí las lágrimas caer por mis
mejillas, parece que voy a morir ahora mismo.
Sé lo que tengo que hacer para seguir con vida, pero
realmente no puedo ponerlo en práctica.
—No estás siendo empujado hacia mí…
—murmuré
tristemente.
Eres una pared de
hierro, cruel.
¡Él es de sangre
fría! Después de todo es el padre del protagonista.
No necesito nada más, sorbí mi nariz con dolor.
Quiero que salgas
ahora…
Me abracé con más
fuerza las rodillas, con las ganas de llorar que palpitaban en lo profundo de
mi ser.
Tomarse de las manos o sostenerme en tus brazos, no es la
gran cosa, así que por favor solo quiero ver tu rostro.
Quiero estar a tu lado. Creí que podía conseguir al menos
un poco de eso.
—Princesa.
Fue entonces cuando la voz que tanto esperaba se escuchó
desde arriba.
Alce la mirada
abruptamente
. Un aroma claro y refrescante se extendió por la punta
de mi nariz.
Él estaba de
espaldas al sol, aunque el nivel de mis ojos era alto, la cara de Euredian no
era visible debido a la luz de fondo.
¿Qué tipo de
expresión estába haciendo? Pero no era necesario saberlo.
El aliento que
respiré esta vez era el aire que realmente necesitaba
—¿Qué estás
haciendo aquí?
Me levanté de mi
asiento a toda prisa.
Instintivamente, mi mano se extendió primero.
¡Tengo que atraparlo!
La única línea de
vida en la que puedo confiar en esta tierra, se trata de la persona a la que
tengo que sujetar con toda mi fuerza.
La mano que se extendía hacia mi estaba cubierta de
calidez. Mi respiración se ahogó por un momento. Euredian tomó mi mano con
firmeza.
El peso del maná
que golpeaba sobre todo mi cuerpo desapareció en un instante, la repentina
desaparición de la represión de mi cuerpo me hizo tambalear.
Mi pequeña
anatomía que estaba a punto de colapsar en el camino fue levantada por una gran
fuerza. Al mismo tiempo, que una firme mano tocó mi cintura
—¡…! Mi vista
cambió de repente.
Euredian me
sostuvo entre sus brazos como si estuviera levantando una pequeña muñeca de
porcelana. La parte posterior de mi espalda y rodillas eran sostenidas por una
mano estable.
Pude ver una ligera rigidez en su rostro.
Sin dudarlo me estiré reflexivamente y lo abrace, sin
poder evitarlo un jadeo emano de mi boca
—Quédate…
Parecía estar
murmurando algo, pero no podía permitirme escucharlo con atención.
Estaba loca por recibir la divinidad, incluso en sus
brazos, como si llenaras un vaso vacío con agua, podía sentir la energía
subiendo en mí.
Enterré mi cara en
el cuello de Euredian e inhalé su divinidad sin parar.
Euredian caminó a grandes zancadas, mientras me abrazaba,
parecía estar saliendo del jardín del laberinto. Y no mucho después, se sentó
en una mesa de té en el centro del jardín.
—Princesa. La voz suave y resonante de Euredian cruzo por
mis oídos.
Ejercí una mayor
fuerza al brazo que se aferraba al cuello de Euredian.
No quiero soltarlo, si lo hago, esta tierra pesada me
aplasta nuevamente. Y este hombre, no sé cuándo volverá.
Escuché un
murmullo provenir de Euredian. —Parecía que estabas jugando bien, así que lo
deje pasar.
«¿¡Parecía estar jugando a tus ojos!?» Estaba enojada,
pero no podía discutir ni relajarme.
Lo jale
desesperadamente y llene mi cuerpo de energía. Desearía poder tomar todos los
olores alrededor de este hombre, para que no me enferme donde quiera que vaya,
y no estar cansada e indefensa. Además, Euredian es descendiente de dios y era
el hombre más poderoso del imperio, no tardó mucho para que Euredian me
regresara a la normalidad.
—… Whoo. Y no fue
hasta que volví a la normalidad que noté que una mano grande me acariciaba la
espalda ligeramente, escuché un ligero suspiro, no era de extrañar que estuviera
llorando.
—Suéltame. Si vas a ser tan amable. ¿Por qué esta maldita
pared de hierro es difícil de tratar? Genial, Si ese es el caso, no me trates
así en primer lugar…
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 21
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 21
—Pareces estar bien.
El hombre, que no
conocía en lo más mínimo lo que sucedía en mi corazón, me agarró del brazo como
si tratara de apartarme.
Me abracé a su
cuello. Nunca quiero mostrarme llorando de nuevo.
No puedo
simplemente llorar como una niña frente a él.
—Tengo que ver tu cara, así podré ver cómo está tu
condición
—dijo Euredian suspirando.
—… —Solo será un minuto. Levanta la cabeza para que pueda
verla. La voz llegó suave como una caricia a mi cabeza. Forcé a mis lágrimas a
alejarse.
Relajé mis brazos
alrededor de su cuello.
Euredian sacó
ligeramente mis brazos, agarró mis hombros y me apartó.
Tan pronto me bajó, agaché la cabeza.
Mi suave cabello
rosado caía a ambos lados de mi rostro.
Claramente,
Marianne lo había peinado cuidadosamente cuando salí del palacio, pero mi
cabello estaba despeinado, revoloteando nuevamente.
—Tienes que mirarme.
Sus grandes manos envolvieron mis mejillas y alzaron mi
rostro.
La parte superior
de mi cabeza subió de inmediato. Estaba justo frente a mí, a quien durante los
últimos cinco días había estado tratando de ver.
Su cabello plateado brillante estaba esparcido sobre su
frente.
Él lucía un poco aburrido e indiferente. Sus ojos rojizos
estaban sobre mí.
Estaban mirando
fijamente mis ojos, afortunadamente, esta vez se veía más amable de lo normal,
así que me sentí un poco aliviada. Euredian me observo desde el rostro hasta la
punta de los pies.
—Todo está bien
—murmuré con un ligero resoplido.
—… La terrible fatiga, que me había visitado por cinco
días, había desaparecido sin dejar rastro. Euredian me miró con ojos
sospechosos.
Miré su cara con ojos resentidos por los cinco días que
estuve esperándolo.
—Debe haber estado muy ocupado
—dije con una voz quejumbrosa.
—Bueno… un poco.
«¿Un poco?
¡¿Solo un poco?!»
Solté un resoplido.
—Si hubiera estaba un poco más ocupado, yo simplemente…
—¿Simplemente…?
—… «¡No debí haber venido!» Me las arreglé para tragar
esas palabras hacia el fondo de mi garganta. «Vamos a calmarnos, Yerenica, Seo
Eunseo.
Apenas he visto su
rostro, no puedo enojarme primero. Para haber sido interrumpido en su trabajo,
el emperador fue amable. Debe estar muy ocupado».
De hecho, no hay
razón para que este hombre abandone los asuntos estatales y se responsabilice
de mí.
Ahora que lo sabía, estaba tratando de entenderlo.
—Eso fue suficiente…
—murmuré
sombríamente.
—¿Simplemente qué?
¿Schumart no fue de suficiente ayuda?
Supongo que no puedo evitar sentirme así.
Quizás fue porque
la gran mano que tocaba mi frente era muy gentil que ni siquiera me di cuenta
de que mi voz era demasiado amigable.
—¿Él es igual que tú? No soy una sanguijuela,
¿cómo puedo
succionar a una divinidad?
Euredian sonrió
brevemente.
—Entonces, ¿yo qué soy?
—¡Tú no eres igual…!
Para ser honesta, solo debe…
Sentí el calor en mi frente y alcé mi mano para tocar la
suya.
Euredian no lo evitó y cogió mi mano suavemente.
Tan pronto nuestra piel se tocó, entró una nueva
sensación. Inhalé por un momento, luego, exhalé lentamente y dije
ardientemente.
—¡Solo tienes que sostener mi mano una vez! No quiero
demasiado en primer lugar.
hacer ese tipo de comentario anticuado.
El lazo entre las personas comienza así, entras en su
corazón, como cuando no puedes evitar mojarte cuando empieza a lloviznar.
Sin darte cuenta, ya eres prisionero. O algo así. Si ya
has cruzado la línea, no puedes evitar enamorarte.
—No dudes en hablar con Schumart cuando lo necesites. Usa
el nombre de dios para curar a los débiles, ¿no ha funcionado?
—… ¿Qué sucede si el oponente tiene un paraguas incluso
antes de llover?
«Esa no era la respuesta que quería.
¡Es como un castillo inconquistable!» Euredian me estaba
mirando con una mirada de:
«¿Cuál es el problema?».
«Eso no es todo,
hombre» Sujeté con fuerza su mano usando ambos brazos para que no se aleje.
—Ahora mire, Padre, no, Su Majestad.
—¿…?
—Si voy con el sacerdote y recibo su poder divino, estaré
bien, pero él estará relativamente cansado, ¿no?
—… Supongo que sí.
Pareció que Euredian iba a escuchar lo que estaba
diciendo.
No perdí el tiempo
y seguí hablando.
—Si estoy con usted es diferente, si sostengo solo una
vez su mano… me siento bien.
—… —Entonces, es para mí y así usted podría salvar a esta
pobre chica.
¿No sería bueno para ambos?
Los pobres personajes secundarios deben ganar.
Finalice mis
palabras con los ojos llenos con un torrente de sinceros deseos.
—Entonces, una vez al día…
No, dijo que
estaba ocupado, así que ¡al menos cada 2 días!
¿Puede mostrarme su cara…?
—Eh.
—No le molestaré.
No perderá mucho
tiempo, será igual que hoy.
—… —Dijo que garantizaría mi seguridad.
Si no, ¡lo
perseguiré incluso cuando sea un fantasma…
en cualquier lado…!
Mis palabras se
hicieron más y más largas porque comencé a hablar tonterías sin siquiera darme
cuenta de lo que estaba diciendo.
«¡Por favor, por favor!
No fui
secuestrada, pasé la montaña, crucé el río y llegué a Belgott para morir de
fatiga Esperé en suspenso la respuesta de Euredian.
Su bello rostro
levantó la vista y miró a otro lado por un momento.
—Una vez cada dos
días.
¡Oh!
—Durante los próximos días, realmente estaré ocupado,
princesa.
¿Oh? Lo miré con
la boca abierta.
No puedo creer que
dijo eso, otra vez, levantó su pared de hierro.
—Cada tres días. A esta hora.
En este lugar.
Treinta minutos. Euredian habló con una cara floja y
desganada como si fuera suficiente.
—Esa es una buena recompensa.
—¡Sí!
La respuesta que
esperaba tanto, estaba hecha. Fue cada tres días, no dos o uno, pero era mejor
que cinco días de espera sin una promesa realizada.
Y la gracia, siguiendo la personalidad de Euredian, no
terminó allí.
Él continuó sus
palabras.
—Incluso si no es cada tres días, pasaré a menudo.
Así que trate de no estar en lugares tan extraños como
hoy, princesa.
—Ugh.
Debo haber sido
atrapada escondiéndome en la parte de atrás.
Mis ojos estaban
muy abiertos.
Entonces, no me
encontraste mientras paseabas, ya sabías donde estaba desde el principio.
Los ojos rojo violáceos estaban ligeramente inclinados.
Tenía una cara de castigo, como un Buda que mira jugar
duramente a Sun Wukong en su mano.
—La ventana de mi oficina es bastante grande.
—¡Ugh, enserio!
No pude soportarlo
al final y lo miré con un «¡tsk!» en mi rostro.
Como se esperaba, tenía razón de que me evitaba a propósito.
«¡Eres como el villano Deckarb, mal emperador!» Euredian
continuó, ignorando ligeramente mi acto rebelde.
—Y como dije muchas veces, Schumart es un Sumo Sacerdote,
el mejor entre los sacerdotes a cargo de la ofrenda, por lo que no tiene que
sentirse culpable por recibir su divinidad.
Tendrá que esforzarse un poco, cuando no esté con usted,
tendrá que ir con él. Al final, parece que era un regaño amable y gentil. Lo
miré insatisfecha y asentí.
Entonces, de
pronto, encontré una línea extraña entre sus palabras.
—¿Sumo Sacerdote?
—¿Alguna vez has oído hablar del sacerdote llamado
Schumart?
Probablemente, también sea bastante conocido en Lebovni.
No pude haberlo sabido.
Lebovni era un país en donde eran raros los magos y aún
más los sacerdotes.
No había ningún
sacerdote en el continente más famoso que un mago.
Moví mi cabeza nerviosamente.
«¿Qué?
¿Por qué?
¿Él es un gran
hombre?» Euredian, que vio mi expresión, sonrió con descaro.
Levantó la otra mano, que no había sido atrapada por mí,
y la llevó hacia mi cabeza pasando debajo de mi oreja derecha.
Lo que dijo
después fue un shock para mí.
—Él será el próximo arzobispo de Barishad, el sacerdote
más poderoso. Yo mismo lo he nominado.
—¿Eh?
—Soy el único miembro directo de la familia real en
Belgott, así que estoy seguro de que es uno de los cinco seres divinos del
continente, a parte de mí.
—Ugh. Me quedé
estupefacta y abrí la boca de nuevo.
«Diego, eras un sumo sacerdote.
Él… él también es
el próximo arzobispo designado de Barishad»
«¡Oh, Dios mío! Atrapé a un hombre ocupado y he estado
jugando al té con él»
—No era mentira cuando dije que garantizaría tu
seguridad. Pero, por supuesto que no me creyó.
—… —De cualquier forma, tiene sentido lo que dices.
Estuve nerviosa por un momento por esas palabras.
En cualquier caso,
la espera de cinco días no fue del todo inútil.
Una vez cada tres días por 30 minutos parece un poco
malo, pero, después, esos 30 minutos serán una hora, luego dos horas y también
será cada dos días.
De todos modos, estaba satisfecha de encontrar la manera
de reunirme con él.
Cuando mi cuerpo volvió a su estado normal, todas las
cosas tristes y pesadas desaparecieron.
Estoy segura de que hace unos minutos estaba pasando un
mal rato y quería llorar, pero como se esperaba, los efectos de mi medicina
humana fueron geniales.
Rápidamente le di las gracias.
—Je, je, gracias.
—… Sí. Y Euredian se mostró un poco extraño.
Nota: Sun Wu-Kong, conocido como el Rey Mono, es el
protagonista de la novela clásica épica china Viaje al Oeste
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 22
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 22
Llevó sus ojos rojizos hacia mi mano que sostenía
ligeramente la suya y luego regresó su mirada a mí. Después, las comisuras de
sus labios se elevaron.
Quizá porque habían pasado cinco días desde que lo vi, su
belleza resplandecía más hoy.
Se veía bien con la camisa blanca y la corbata azul en
forma de cinta, atada de manera floja.
El brillante
cabello plateado parecía mostrar la presencia inquebrantable de esta persona,
incluso en medio de duras batallas donde el hierro choca y grita, en medio del
pacífico y silencioso Palacio Imperial. De hecho, fue esta cara hermosa la que
más me molestó cuando pensé en seducir a este hombre.
En el pasado, iba a entrar en el mundo de la belleza¹ y
llegué a uno donde la belleza es natural.
Miré fijamente el hermoso rostro, teniendo cuidado de no
babear.
Cientos de mujeres parecen haber caído a la vez en los
encantos de este hombre, pared de hierro.
Es una lástima. Todavía no he descubierto la forma
correcta para que este gran tipo no se aleje. Inclinó ligeramente la cabeza y
pude sentir su mirada.
—¿Qué sucede?
—… Es solo que, Padre es muy guapo.
—Título.
—Ah, Su Majestad.
Tan pronto como
cometí un error, volvió a ser estricto.
Parece que realmente no le gusta el título de «Padre».
En mi mente, agregué una línea nueva al cuaderno del
perfil de Euredian Belgott.
«Odia que lo llame
«Padre»» Todavía no sabía mucho sobre Euredian Belgott. Lo que le gusta y lo
que no le gusta o hasta dónde es que puede tolerar.
Pensé en el
resumen mientras aún tenía mi mano sosteniendo la suya.
Ante mis ojos, la pared de hierro que yo golpeaba no era
tan diferente a la pared de hierro que ponía con Soleia.
Dijo que ni siquiera estaban comprometidos.
«¡Entonces también
hay una posibilidad de que esté a su lado!» Con esa favorable conclusión, mi
confianza había aumentado.
Estaré dando vueltas a su alrededor buscando la
oportunidad de estar junto a él.
Tengo que ir paso a paso para romper esa pared de hierro.
Despacio, muy
despacio. Entonces, sin darse cuenta, ya estará rodeado por Yerenica.
Construiré un muro del que no podrá escapar ni con una
bandera blanca.
Euredian me miraba
con unos ojos sospechosos mientras pensaba en mi cabeza.
—Creo que está pensando algo incorrecto de nuevo…
—Para nada
. —… Sabe que no puedo permitirme bajar la guardia.
«¡No, eso lo hace un poco más difícil!» He hecho algo de
indagación sobre él, pero si me vigila será un problema.
Sonreí tanto como para parecer lo más inofensiva posible.
Por supuesto, él no pareció creerme.
*** A partir de ese día, nos hemos estado encontrando
cada tres días.
Euredian parecía
ser el tipo de persona que organizaba bien su tiempo, igual que yo.
Si llegaba un poco temprano y esperaba, aparecía a la
hora prometida.
Entonces, me
aliviaba de la pesadez.
Sería un poco divertido decir que me curaba solo con su
presencia, pero realmente era así.
Solo eran dos veces por semana, una vez cada tres días.
No podía obligarlo a hacerlo más seguido porque Euredian
sufría de una carga de trabajo realmente pesada. Estaba segura que a veces
trabajaba tanto que no tenía tiempo para dormir.
Podía ver que sus
ojos daban una sensación lánguida y aburrida, se volvió cada vez más notable
ante mis ojos.
—Cierto, Princesa.
Pero él no mostraba su cansancio, tampoco que estuviera
ocupado.
Hoy tenía una sensación que, básicamente, daba la
impresión de estar relajado, por lo que había un pequeño cambio.
Miré su rostro y
respondí con torpeza.
—¿S-sí?, ¡sí! Euredian levantó la taza de té y le dio un
sorbo. Pareció que estaba eligiendo sus palabras antes de abrir la boca.
Hoy llevaba una camisa blanca y una chaqueta oscura azul
marino. La elaborada decoración dorada que llevaba en el cuello y hombros
brillaba por la luz del sol.
Los botones del cuello estaban desabrochados y la corbata
estaba suelta. Tenía unos ojos cansados, pero parecía más relajado que la
última vez. Uh, ciertamente, este tipo se veía mejor con este aspecto suelto
que con su aspecto afilado.
Lo miré con mi barbilla sobre ambas manos, revoloteando
en mis pensamientos. «De hecho, es solo que se adapta a mi gusto…» Su bello
rostro estaba atenuado por una ligera luz de incomodidad. Había concentrado
toda mi atención en su pintoresca cara que me perdí con sus siguientes
palabras.
—Una carta a Lebovni, ¿quiere escribir una?
—¿Eh?
Me puse de pie con un salto y la mesa se tambaleó un
poco. Pude ver a Euredian presionando ligeramente la mesa con la mano.
—Una carta, ¡¿puedo escribirla?! -grité sin preocupación.
—… Originalmente, no quería hacer eso. Euredian frunció
el ceño. Ahora resultó que hizo una cara incómoda.
—Su padre amenazó con romper el tratado de Glucaman si no
entregaba una carta escrita por la mano de su hija.
«¡Oh Dios mío, Padre!» Me exalté, recordando el objetivo.
Probablemente, es que este hombre estuvo muy ocupado y sin sueño en estos días
por Lebovni.
En realidad, me había olvidado del otro lado, de Lebovni.
Surgieron mis preocupaciones tardías. Han pasado casi tres semanas desde que
fui secuestrada por Belgott.
Pensé que era bueno que no trajeran a Tezebia, pero no
pensé en otra cosa.
Por supuesto, no
sabía mucho sobre maternidad o paternidad ya que no crecí con padres.
«¿Pero no es Yerenica diferente?» Yerenica era la hija
más joven del rey y la reina de Lebovni, criada preciosamente como si fuera oro
y jade.
Pude ver los ojos de mi padre, llorando y llorando por su
hija menor.
Mi madre debe haberse desmayado unas 12 veces debido a su
frágil salud.
«Además, mi hermana Tezebia es una mujer embarazada que
necesita descansar…
Es una locura, en serio.
Es importante proteger mi vida, en este momento,
¡pero hay algo más
por lo que debo preocuparme!» Este sentimiento tardío de culpa sacudió mi
cabeza.
Era obvio que fue
mi error no pensar en las personas que quedaron atrás.
El secuestrador amigable, el principal culpable de todo
esto, continuó hablando.
—Cree que la mantengo en una habitación sin darle un
sorbo de agua.
—… —Puedo entender
que sea algo lógico. Euredian sonrió con los brazos cruzados, sentado sobre la
silla, solo sonrió. Su sonrisa me hizo temblar de remordimiento.
De hecho, no habrá
rehén que tengan tanta suerte como yo. Era una rehén imperial. Euredian
continuó.
—Es más fácil comprobarlo con una frase pronunciada por
su rostro en un objeto mágico que escribir una carta; sin embargo, su situación
es diferente, además Lebovni no tiene una esfera mágica con la cual conectarse.
—Ja, ja, ja… Me
reí avergonzada.
—Es que, Lebovni
es un poco rural…
Podía leer la expresión que se produjo en su hermosa
cara.
«»¿Qué tan lejos
está el campo?», tal vez está pensando eso»
—¡Escribiré una carta!
—agregué rápidamente.
De todos modos, yo no quería acercarme a los objetos
mágicos. Acercarme al pedazo de una piedra de maná sería como un suicidio para
mí.
Entonces, unos minutos después, estaba escribiendo una
carta sobre la mesa del té, que estaba en medio.
—«Estoy muy bien, padre. Ni siquiera he tenido
dificultades. Estoy muy sana».
—… —«No debes preocuparte demasiado.»
—… —«¿Se encuentra bien mi hermana Tezebia?
Estaba preocupada por si su cuerpo resultó herido, no
faltan muchos meses…»
Cuando recité cada
verso que escribí, la expresión de Euredian cambió extrañamente.
—Escriba lo que quiera, princesa, no tiene que decirlo en
voz alta.
—Eh, ¿en serio? Levanté la cabeza.
Si es así, ¿debo intentar usar algunos trucos?
Estoy bien, así
que le pediré que el acuerdo para el Tratado de Glucaman dure un poco más,
aproximadamente un año… Sin embargo, el truco fue descubierto incluso antes de
intentarlo.
Euredian miró a mi cara y dijo con firmeza.
—La leeré. Entréguemela cuando haya terminado.
Esa expresión en su rostro de repente me puso nerviosa.
Es un hombre
perspicaz.
Abrí la boca.
—Escuché que el emperador de Belgott siempre cumple sus
palabra.
—Realmente está escribiendo algo impuro, ¿verdad?
—¡No es así…!
De alguna manera, cuanto más lo digo, más me enredo.
Lo fulminé con la mirada y bajé la cabeza de nuevo.
Sin embargo, no escribí una sola línea sobre el Tratado
de Glucaman porque realmente pensé que miraría la carta apenas soltara el
bolígrafo.
Pero, simplemente, Euredian llamó a una criada y le dio
mi carta sin leerla.
Ni siquiera la
miró. Y sonrió como un ganador. Así se veía ante mis ojos. Intenté sonreír
diligentemente, mientras sentía que mi estómago ardía.
Está siendo muy
malo hoy.
«¡Si ibas a hacer esto, lo hubiera escrito!» Tomé el
postre sobre la mesa con una cara hosca.
«¿Qué pasa si mi padre realmente abre Glucaman?»
Era claro que ese
hombre de hierro me enviaría de regreso a Lebovni tan pronto como reciba la
noticia de que el paso de Glucaman está abierto.
«Ugh, eso no es bueno»
Enterré mi cara entre mis palmas.
Una voz de dolor se filtró.
—Por favor, pa
—. «Te he tranquilizado todo lo que he podido en la
carta.
Espero que seas un poco más decidido»
Si vuelvo a Lebovni dejando las cosas como están ahora,
no podré sobrevivir más de cinco años y Euredian se casará con la bruja
malvada.
«Todavía no he
hecho nada bien, ¡no puedo terminarlo aquí!»
Euredian me miraba
con ojos desconcertados.
Parpadeé, sintiendo su mirada entre mis dedos. Escuché
una ligera risa.
—Quiero saber y a
la vez no.
—¿Eh?
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 23
SEDUCIENDO
AL PADRE DEL VILLANO – 23
—¿Quiere volver a Lebovni o no…?
Hoy estaba
bebiendo té de manera más lenta y relajada.
Ni siquiera tengo idea de lo que está pensando.
Sé tanto como un nabo, solo sé que es guapo, se ve
relajado y está exhausto.
—Si digo que no quiero volver, ¿no me enviaría?
—pregunté sin rodeos con la barbilla apoyada en mis
palmas.
—No sé por qué Belgott es mejor que Lebovni para usted.
¿No hay un sacerdote de Raulus en Lebovni? A estas
alturas ya no me importaba golpearme con la pared de hierro.
No, más bien, había encontrado una pequeña esperanza en
sus palabras. Tenía mis ojos bien abiertos.
—¿Qué sucedería si hay una razón?
—¿Sobre qué?
—Por qué me gusta más Belgott que Lebovni.
Mis expectativas y
esperanzas aumentaron rápidamente.
«No me echará si
hay una buena razón,
¿no?
Si es así, ¡tengo confianza para ganar al cien por
ciento!» Lo miré con ojos brillantes.
Sin embargo,
Euredian Belgott, no como el emperador de este país sino como el hombre más
fuerte de Liger con una defensa inquebrantable, no estaba contento.
Una respuesta estricta cayó.
—Será mejor que no esté pensando en hacer cosas extrañas.
—¿Eh?
─¿Qué tiene de bueno permanecer en una tierra donde no
tiene amigos o familiares y donde su cuerpo encuentra dificultades?
—Re… Sin embargo,
ya estaba acostumbrada a ese muro de hierro.
Cuando trataba con
este hombre, tenía que ponerme un cojín en la parte trasera para resistir la
caída después de rebotar por el choque.
Lancé mis palabras otra vez.
—A veces abre una grieta,
¿no puede darme
esperanza de vez en cuando?
¿Qué clase de persona es usted?
—Ya es suficiente
—dijo Euredian rotundamente, como si no hubiera espacio
para esas preguntas. Yo estaba un poco molesta.
«¿Es suficiente?
¡Es suficiente fingir que nunca escucha nada decisivo y
que es solo un observador!»
Pero cerré la boca
suavemente por ésta vez.
No importa qué tan
acostumbrada esté con el choque y rebote de la pared de hierro, sería un gran
problema si me excedo y sin darme cuenta lo molesto, Euredian puede enviarme de
regreso a Lebovni.
Ni siquiera han pasado muchos días desde que comencé a
buscar oportunidades para estar con él e investigarlo. «Así es, todavía tengo
tiempo» Pensando así, calmé mi corazón impaciente.
En cambio, sonreía
maravillosamente para cambiar de tema.
Me di cuenta que
Euredian me había estado dando tiempo extra.
Me senté poniendo los brazos sobre la mesa y me incliné
diciendo.
—No está muy ocupado hoy, ¿verdad?
—Me he encargado de todos los asuntos urgentes de
inmediato
—respondió Euredian lentamente.
Parece que la cara floja que mostraba se debía a la
liberación de una gran pila de trabajo.
Inconscientemente, una nueva expresión se iluminó en mi
rostro rápidamente.
—Entonces,
¿se quedará
conmigo un poco más hoy?
Ésta reunión, era una vez cada tres días, nunca ha
excedido la media hora, sin importar qué.
«De hecho, me toma menos de 5 minutos restaurar mi
energía en cada encuentro con Euredian.
Y el tiempo total era de 30 minutos, pero…»
Pero eso era una pena.
Obviamente, cuando
se me permitió reunirme con él por primera vez, me sentí muy aliviada, pero ese
sentimiento había desaparecido hace mucho tiempo.
Una vez cada tres
días por 30 minutos.
No era tiempo suficiente para descifrar a quién iba a
seducir.
Euredian me miró
por un momento con ojos extraños.
En su mirada rojiza, parecía haber cierta sospecha.
—… ¿Le gustaría eso?
—me preguntó en voz baja.
—¡Sí!
—asentí rápidamente sin dudarlo. Y agregué con una amplia
sonrisa
—. Por favor, deme su mano.
—… —¡Abráceme!
Euredian suspiró superficialmente. Cada vez que decía esas palabras en
reuniones pasadas, hacía la misma reacción.
Y, para mi propia
vergüenza, nunca se llegó a acercar.
Euredian nunca me tocaba, exceptuando las veces en que me
veía realmente mal.
Se apegó a esa clase de actitud, no me seguía y también
evitaba ser el primero en acercarse.
De hecho, no había razón para estar en contacto. Incluso
con estar lo suficientemente cerca, conseguía el suficiente alivio para calmar
la fatiga.
En cuanto a mí, solo lo decía por costumbre, sin
expectativas.
«Si lo decía así unas cien veces, ¿no me escuchará al
menos una vez», era lo que pensaba.
Pero hoy, algo
parecía un poco diferente.
—Hmm.
Los ojos de aspecto aburrido giraron libremente. Euredian,
con la cabeza apoyada sobre el dorso de su mano, levantó las comisuras de su
boca.
Era una sonrisa
que brillaba tanto como su cabello plateado esparcido en la frente.
Lo miré impávida, sentí que iba a quedar poseída.
Una cara que haría a cualquier espectador derretirse.
Había olvidado todo lo que estaba pensando.
Tardíamente me di cuenta de la calidez en las manos que
había colocado sobre la mesa por un momento para descansar.
Con ese toque momentáneo, sentí una energía clara y
límpida que se sacudía como una ola desde la punta de mis dedos hasta la punta
de mis pies.
El cabello esponjoso se erizó ante la repentina oleada.
Resultó que Euredian había derramado intencionalmente su
divinidad sobre mí, usando el método del sacerdote.
Tartamudeé.
—… Eh, esto,
tra-trampa…
—Es una trampa
—respondio con un tono burlesco─.
Es algo simple
transmitir el poder divino, incluso si no es por mucho tiempo.
También es más
eficiente.
—…—Así que es mejor que no me dirija esas palabras,
princesa.
—¿Por qué…?
—Es tan descuidada.
«¿Qué significa eso?»
Las últimas
palabras fueron lo más difícil de comprender.
Sin embargo, Euredian parecía no tener intención de
explicarme.
Él enderezó su
cuerpo inclinándose hacia adelante, se levantó de su asiento con una extraña
sonrisa. Solo parpadeé, mirando fijamente al hombre que se puso de pie.
El sol, casi apuntando hacia el oeste, proyectaba una luz
oblicua sobre su rostro.
La mitad de su cara fue ocultada por la sombra; y la
expresión lánguida cambió rápidamente.
El día que llegué por primera vez a Belgott, sentí como
si estuviera en una habitación brillante.
Mi corazón latía sin razón, golpeando y bombeando,
comenzó a acelerarse.
Mi pecho sintió un extraño cosquilleo. Salté de mi
asiento.
La mesa del té se
sacudió una vez más. Instintivamente, extendí la mano agarrando el extremo de
la chaqueta oscura azul marino.
—Su Majestad, ¿que acaba de decir?
Su expresión
facial se reveló por completo cuando la diferencia en el nivel de sus párpados
se redujo. No era muy diferente de lo habitual, solo era una cara somnolienta y
aburrida.
Cuando me enfrenté
a esa cara familiar, las palabras que habían saltado rápidamente se detuvieron.
«¿No vi bien?»
Con la cara de
siempre, Euredian dijo:
—Y solo por si acaso, no salga del Palacio de Belyruk
mañana.
—¿Eh? Las palabras despertaron mi mente.
El hombre que
volvió a su estado habitual, estaba tan callado y extraño como si estuviera
ocultando algo.
Pero las palabras
que siguieron no me parecieron en absoluto una mentira.
—Mañana, Soleia Elard vendrá al palacio.
*** Mañana, Soleia Elard vendrá al Palacio Imperial.
La extraña
expresión que vi en Euredian Belgott había sido olvidada en el momento que
pronunció esas palabras.
Había puesto la gran muralla de hierro otra vez.
En un instante, mi cabeza se llenó con la belleza del
cabello castaño rojizo con cuerpo sensual.
Di vueltas frenéticamente en mi habitación mientras me
mordía las uñas.
Marianne, viendo
que no me podía quedar quieta, me llamó con una voz preocupada.
—¿Princesa?
—¿Sí…?
—¿Qué le preocupa?
Marianne se acercó y me tomó la mano con ternura.
Las uñas de la
mano que habían sido mordidas por mi yo impaciente estaban hechas un desastre.
Con una cara llorosa, le di un fuerte abrazo a Marianne.
—Sniff.
Marie, ¿qué puedo hacer al respecto?
«Hay una mujer que
influirá enormemente, no solo en esta generación, sino también en la generación
dentro de 10 o quizás 20 años». Soleia Elard.
Hija del Marqués Elard, la segunda al mando en la torre
imperial de Belgott.
Una mujer temible
que se especializa en enterrar a los vivos.
Recordé el primer día de mi llegada a Belgott; la mujer
que había usado magia negra tan pronto como me vio junto a Euredian.
«¿Y qué fue lo que
me dijo? Dijo que no podía hablar ni comportarme correctamente».
Era desafortunado
pensar en eso de nuevo. No había hecho nada, pero dio el primer golpe.
Me alegró de que Euredian supiera que era sensible a la
magia.
Si no, podría haber creído en las palabras de esa mujer.
De todos modos, ella es una maga de confianza.
—… En ese momento, el ambiente frío, húmedo y
espeluznante que me había aplastado rápidamente revivió. Sostuve mis pálidos
dedos.
Soleia Elard… Soleia Elard.
La mujer más
poderosa y malvada de todos los tiempos.
«¿Qué quiere esa
mujer?
¿De verdad amas a
Euredian Belgott?
¿Estabas celosa y
por eso intentaste empujarme al infierno tan pronto como me viste?»
Si ha estado con él por mucho tiempo…
¿Por qué una mujer con ese poder, fue consciente de la
princesa de un pequeño reino que se había convertido en rehén?
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